martes, 15 de marzo de 2011

II CUARESMA

Evangelio: Mateo 17, 1-9
"Su rostro resplandeció como el sol"

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y su hermano Juan, y se los llevó aparte a una montaña alta. Allí se transfiguró en su presencia y su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bueno es estar aquí! Si quieres, haremos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo muy amado, en quien me complazco; escúchenlo».
Al oír esto, los discípulos cayeron en tierra, llenos de gran temor. Jesús se acercó y tocándolos les dijo: «Levántense, no teman».
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos».

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